Celos profesionales: Todo sobre ellos

Celos profesionales: Hablar de celos nos lleva instintivamente al tema amoroso y es que la literatura, nos dice que los celos son una reacción irracional compuesta en primer lugar, de una profunda pena. Para luego sentir una sospecha o inquietud ante la posibilidad de que la persona amada nos resta atención en favor de otra persona.

Estas sensaciones se experimentan por respuesta a una amenaza o a la pérdida real de un valor (sobre todo sexual). Debido a un rival (real o imaginario). Requiere la presencia de un triángulo de tres personas (el celoso, el celado y el rival.) Y de esta forma es que se basan los estudios en cada uno de los miembros de esta triada

Hay una máxima en esta vida: Siempre habrá alguien mejor que tú. No importa en qué área. En tus manos está el gestionar este hecho. Si nos centramos en el terreno laboral. Nos metemos en un suelo resbaladizo, donde es muy fácil tropezar con nuestro propio ego o peor aún: con la envidia.

Los celos profesionales son motivo de mal ambiente laboral. Causa de decir adiós en un trabajo, y sobre todo: la prueba de que la inmadurez de algunos profesionales es palpable. Sólo una persona que sienta deseos de ser mejor en su trabajo, reconocerá el trabajo de un compañero o de un empleado. Pero no en modo postureo como una foto de instagram, de corazón.

La competencia es sana, los celos profesionales no

En la etapa escolar, a muchos niños les gusta aproximarse al que dibuja bien, al que inventa los mejores juegos. Los celos y la envidia forma parte de su carácter, pero al menos son más honestos. No disfrazan la competencia y si se enfadan. Al cabo de unos minutos son amigos y aquí no ha pasado nada.

Con los años, hay personas que no toleran que alguien sea mejor que ellos en ‘su’ terreno. Las razones pueden ser diversas. Desde creer que por alguna razón mística ellos se lo merecen más.

Los celos son interpretados como una amenaza

Cuando un trabajador despunta por encima de otro, existen dos posibilidades: que el que brilla siga haciendo su trabajo sin problema y que su compañero intente aprender de él o la realidad: que empiecen a cambiar las miradas. E incluso el trato.

La inmadurez, los celos, el miedo a perder su puesto de manera literal o de cara al jefe. Se puede manifestar de muchas maneras: hablar mal, sentir rabia, ira, frustración y poca empatía hacia esa persona que comienza a despuntar.

¿Y si es el jefe el que siente celos de un empleado?

Algunos superiores tienen tendencia a tratar a los empleados como si fueran menos listos de lo que parecen. Les encanta demostrar todo lo que saben, pero ojo, cuidado con brillar más que ellos, eso no lo toleran.

Un buen jefe, un buen líder se rodea de un grupo que sea incluso mejor que él. Al menos, es lo que se lleva diciendo toda la vida. Y si estudiamos casos de éxito en negocios, es lo que se da con frecuencia. El talento ajeno no se ve como una amenaza, se ve como una oportunidad de mejora para el negocio.

Pero si esta situación ideal no se da. Ni con jefes ni con compañeros, lo ideal es huir. Si se puede, obviamente. Y si no es así, intentar que los demás no te vean como un ser arrogante. Ni una amenaza. No se trata de esconder tus capacidades, pero sí de manejar las habilidades personales con gente que no admite que otro destaque.

En el trabajo, las personas sienten atacado su ego y manifiestan celos por distinto tipo de situaciones: un ascenso, los logros de un equipo en particular. La llegada de alguien que es visto con atributos especiales para destacarse en algún área. La relación amistosa que un miembro de la empresa tiene con un superior.

Cuando se llama a cierta persona a solas y a puertas cerradas para una reunión de improviso, y las posibilidades de crecimiento cuando se promueve a alguien a un cargo, en detrimento de otros compañeros. 

Convenientemente gestionados, estos celos pueden ser encauzados en forma natural. Aunque, como imaginas, lo que sucede habitualmente es que desencadenan una catarata de emociones de las llamadas negativas, que enrarecen el ambiente, fomentan el chisme y disminuyen la productividad no sólo de la persona celosa, sino de todo el entorno, y hasta de la persona que es celada.

Entender el mensaje oculto del celo y aprender de la experiencia. La manifestación del celoso oculta inseguridad, miedo, decepción y frustración. Si podés ver estos aspectos, para lo cual se necesita ir a fondo y observar detrás de lo que se manifiesta, podrás entender (no necesariamente justificar) la posición del otro y diseñar acciones para mitigar el daño que intenta producir la persona celosa, que está al acecho.

¿Real o aparente?

Es importante detenerse a discernir si los celos son reales o son un capricho del momento. La diferencia entre lo real y lo aparente es que, muchas veces, las personas exteriorizan en los celos otro tipo de “pases de factura por situaciones del pasado que no han sabido encauzar en su momento. De modo que, si buscás ir a ese punto en el tiempo, estarás empezando a desactivar esos celos que se manifiestan en el presente.

Hablar. La comunicación asertiva es ideal en estos casos. Para encarar un diálogo franco es necesario prepararse y contar con la habilidad de escucha como herramienta fundamental. Asimismo, se requiere haber procesado internamente los sentimientos enojosos hacia el celoso. Para que la conversación fluya y puedan arribar a un resultado ganar/ganar que favorezca a ambos y lime las asperezas. También se puede acudir a una figura neutral para que actúe como mediador.

Asumir la responsabilidad personal. Otro punto de partida es observar tus propias         reacciones, que podrían haber generado celos en otra persona. A veces nos comportamos en forma arrogante, o quizás no prestamos atención suficiente a alguien que lo único que quiere es recibir un poco de nuestro tiempo. Si es este el caso, lo mejor es hacer un mea culpa primero con vos y luego con esa persona, como una forma de mejorar la convivencia.