Conflictos en la oficina: Reconoce sus causas  para poder eliminarlos

Conflictos en la oficina:   Un conflicto laboral es un problema, disputa o desacuerdo que ocurre dentro de los ambientes de trabajo por motivos relacionados con las actividades que desempeñan los trabajadores. Generalmente estos conflictos se dan entre personas, pero pueden ser individuales o grupales.

Los motivos que pueden provocar problemas entre los colaboradores pueden ser variados. Algunos de ellos te los indicamos a continuación:

Diferencia entre las visiones

Es común que los colaboradores tengan diferentes puntos de vista o percepciones sobre alguna situación específica. Si no se logra un acuerdo o no se promueve la tolerancia y el respeto, esto puede generar  discusiones improductivas en el equipo de trabajo.

Falta de tiempo libre

La escasez de vacaciones, las jornadas de trabajo continuas y el poco tiempo para la vida personal se puede convertir en un conflicto tan difícil de sobrellevar que puede resultar en renuncias y pérdida de grandes talentos.

Roles confusos o inapropiados

Es el caso de los trabajadores que no tienen claro cuáles son sus funciones ni cómo están aportando al crecimiento de la empresa; o cuando se vuelve regular la asignación de tareas que no están pactadas en el contrato ni tienen que ver con sus cargos.

Presión extrema en el ambiente de trabajo

Este conflicto laboral puede darse cuando se le exige a los colaboradores la ejecución de una tarea en un tiempo muy corto o con una presión elevada. Esto hace que estén susceptibles a generar cualquier altercado.

Sobrecarga de tareas

La sobrecarga de tareas o responsabilidades también puede ser un punto de conflicto dentro de una organización. Por eso, los empleados deben saber exactamente cuáles son las tareas asignadas a ellos de acuerdo a su puesto de trabajo.

Mentiras, rumores y comportamientos negativos

De nuevo, la clave para evitar estos ejemplos de conflictos en el trabajo reside en desarrollar un proceso de selección de personal de calidad, prescindiendo de aquellos candidatos que pueden influir negativamente en el ambiente laboral.

Pero si ya cuentas con algún empleado tóxico, que no para de quejarse, criticar a sus compañeros, extender rumores o inventar historias para justificar su falta de productividad, tu mejor baza es, sin duda, mantener un encuentro con la persona en cuestión, ejerciendo un liderazgo motivador que provoque un cambio de actitud y, por ende, mejore el clima en su entorno de trabajo.

Falta de recursos y herramientas

Los colaboradores requieren de herramientas y recursos específicos para desempeñar apropiadamente sus tareas diarias. Por ejemplo: computadoras, papelería, conexión a internet, entre otros.

Cuando estos recursos son limitados o no distribuidos equitativamente en una empresa, puede generar descontento entre los trabajadores. Esto origina situaciones de conflicto.

Desorientación de los nuevos

Cuando un profesional accede a un nuevo puesto de trabajo, es probable que le cueste integrarse. Mientras él trata de adaptarse al empleo y conocer al equipo, los compañeros tienen que seguir con sus funciones y no prestan la suficiente atención a la nueva incorporación. De hecho, según el informe Allied Workforce Mobility Survey: Onboarding and Retention, un trabajador necesita una media de ocho meses para alcanzar su productividad máxima.

Para impulsar el desembarco en la compañía, te aconsejamos que desarrolles un programa de onboarding con el que propicies la integración del profesional al puesto. La adaptación se agilizará en un 34%, según ese mismo estudio, gracias a medidas como sesiones de orientación, asignación de tutores o revisiones periódicas sobre el proceso de adecuación.

Favoritismo

Se da entre jefes y subalternos y lo experimentan quienes sienten que su trabajo, sus logros y su esfuerzo son menos remunerados o reconocidos que el de otros compañeros.

Exceso de competitividad

Si un empleado busca el reconocimiento y la promoción a cualquier precio, el equipo resulta siempre dañado. Por un lado, un exceso de competitividad llevará a este colaborador a anteponer sus intereses individuales a los del grupo. Por otro, tenderá a ejercer un papel predominante, coartando la libertad del resto de sus compañeros para exponer sus ideas. Esa actitud hace perder la riqueza de perspectiva que debe aportar un equipo.

Estos supuestos de conflictos laborales son complejos. Requieren buscar un equilibrio entre la necesaria proactividad de los profesionales y el desempeño de todo el grupo. Por tanto, como líder, tu trabajo será facilitar la autonomía para fomentar la iniciativa de los empleados, pero supervisando que no se rompe la sintonía grupal en ningún momento.

Impuntualidad

Cuando, una y otra vez, un trabajador llega tarde a su trabajo, incumple el horario de las reuniones o no hace sus entregas a tiempo, perjudica el flujo de trabajo y genera descontento con sus jefes y sus pares.

Relaciones afectivas entre compañeros

Junto a las desavenencias, los entornos de trabajo son también lugares propicios para que aparezcan relaciones de índole amoroso entre compañeros. Por sí mismos, estos vínculos no tienen por qué representar un problema. Aun así, tienen grandes riesgos. Pueden generar en la plantilla sensación de ‘favoritismo’ entre la pareja, especialmente si es entre un jefe/a y subordinada/o. Por no hablar de los posibles conflictos de las relaciones de trabajo en caso de ruptura.

La mejor estrategia en estos ejemplos de conflictos laborales es la claridad. Procura transmitir a los implicados qué espera y, sobre todo, qué no espera la empresa de esta relación afectiva. Como prevención, también es aconsejable que no asignes a estos dos empleados a un mismo equipo de trabajo y dispongas de un protocolo de actuación en caso de que se surja una crisis.