Habilidades blandas en el personal: Las habilidades blandas generan además ambientes productivos donde las personas se sienten motivadas por sí mismas a cumplir un propósito. No se integran solo para realizar “su trabajo”. En realidad buscan colaborar activamente en las fases de un proyecto, en la solución de conflictos o para proponer alternativas innovadoras.
Daniel Goleman fue uno de los primeros investigadores en resaltar la importancia de estas habilidades. En su libro La inteligencia social explica cómo establecemos vínculos emocionales de alto impacto al desarrollar nuestra capacidad para relacionarnos profundamente. Este efecto tiende a crear círculos virtuosos que se replican.
Desarrollar las habilidades blandas es sin duda la mejor alternativa para marcar la diferencia al embarcarnos en un proyecto académico o laboral y llevar a otro nivel la calidad de nuestras relaciones socioafectivas.
¿Por qué surgen?
Las habilidades blandas surgen por una necesidad: contratar personas preparadas y motivadas, y no solo personal capacitado. A finales de los 90 las empresas descubrieron que los años de la Guerra Fría habían quedado atrás. Las “habilidades duras” ya no eran suficientes. Ahora requerían no solo de “recursos humanos” sino de seres humanos, individuos comprometidos en proyectos de crecimiento colectivo.
De las habilidades “duras” a las habilidades blandas
Durante la posguerra el mundo vivía una severa crisis. Requería mano de obra calificada para contrarrestar el enorme daño causado por la Segunda Guerra Mundial. El perfil del trabajador ideal se relacionaba con cierta conducta muy particular:
- Recibir órdenes y resolver problemas de forma inmediata
- Ser competente solo en un área específica
- Estar dispuesto a permanecer por periodos muy largos —incluso toda su vida— en la misma área
Diferencia entre las habilidades blandas y duras
Si bien las habilidades blandas y duras se van adquiriendo con el paso del tiempo y la experiencia, y ambas representan el talento que aportas a la empresa, existen diferencias que hacen que estas cualidades resalten de forma individual. Por ello, hay empresas que, según sus objetivos, pueden buscar más de una que de otra. Aquí te decimos cómo se diferencian.
Las habilidades blandas, como ya lo mencionamos, son todas aquellas cualidades interpersonales que describen la forma en que trabajas e interactúas con los demás.
Mientras que las habilidades duras son tus competencias tradicionales y son cuantificables; es decir, esas destrezas que has aprendido con el tiempo que hacen que seas un experto en ciertas actividades o trabajos.

En tanto que las habilidades blandas dependen meramente de tu personalidad y tus atributos naturales, las habilidades duras están subordinadas al puesto en el que te desarrollas y el tipo de trabajo que llevas a cabo diariamente. Por ejemplo, algunas habilidades duras específicas pueden ser:
- Habilidades para el desarrollo de briefs creativos
- Ser un experto en lenguaje de programación
- El dominio de varios idiomas
- El uso de software de diseño gráfico
En resumen, la naturaleza de tu trabajo es la responsable de las habilidades duras que desarrollas con el tiempo.
Importancia
Las habilidades blandas son relevantes porque, con base en ellas, una empresa puede determinar si un candidato tendrá éxito en el rol que desempeñe. Si bien alguien puede ser un gran profesionista a nivel técnico, esto no significa que sea la persona más indicada para trabajar en equipo de forma efectiva.
Estas habilidades muestran la empatía de la persona, pero también su nivel de compromiso que podría tener con la organización. De igual manera, las empresas buscan candidatos que gocen de habilidades blandas, pues estas son transferibles. Esto significa que pueden usarse de forma independiente a su desarrollo profesional.
Por ejemplo, cuando una empresa requiere un profesional que brinde soporte a los clientes. Es ideal que estos empleados cuenten con habilidades blandas que les permitan dar un trato amable y servicial. Es posible que haya un experto en resolver problemas a nivel técnico, pero si su relación no es cortés, podría generar una discordancia entre los valores y compromisos de la empresa y los clientes.
Las habilidades blandas de mayor demanda para el futuro
- Liderazgo e influencia social: carisma y capacidad de motivar a los demás. Es quizás el rasgo de mayor demanda. Lograr que otros crean en sí mismos y en un proyecto colectivo.
- Pensamiento crítico: ser capaz de descomponer un problema o situación en varias partes para analizar las mejores opciones en su resolución.
- Pensamiento analítico e innovador: “salirse de la caja” cuando la situación lo requiere; esto amerita un pensamiento divergente, que rompa con los patrones establecidos para buscar alternativas que no se habían contemplado.
- Estrategias de aprendizaje activo: saber involucrarse con el conocimiento, hacerlo vivencial y propositivo. Darle un sentido y significado a lo que se aprende implica saber en qué se puede emplear y qué alcances puede tener lo aprendido.

- Resolver problemas complejos: esto va de la mano de lo anterior. Implica comprender la magnitud de un problema y sus repercusiones. Considerar todos los factores, cómo se generó este problema y cuáles son las alternativas exitosas para su resolución.
- Creatividad e iniciativa: llevar a la realidad una idea innovadora. La creatividad implica “crear” otras alternativas y volverlas tangibles. No confundir el ser creativo con ser “ocurrente”; el pensamiento creativo calcula, experimenta y trabaja desde un análisis que responde a parámetros no siempre racionales.
- Resiliencia, flexibilidad: La capacidad de recuperarse, sobreponerse y adaptarse con éxito frente a la adversidad. Y de desarrollar competencia social, académica y vocacional pese a estar expuesto a un estrés grave o simplemente a tensiones inherentes al mundo de hoy”.